Lo que hoy estamos viviendo pareciera que nos desafía a nuevas prácticas. El trabajar en equipo se cambia por Colaboración, y no puedo estar más de acuerdo lo que plantea Humberto Maturana “los seres humanos vivimos cotidianamente en continúa relación con los demás”.
Esta gran frase me hace reflexionar que no basta trabajar en equipo como una competencia necesaria para sacar una tarea o que las cosas pasen para generar acciones entre varios.
Al visibilizar lo que somos y cómo somos con nuestras virtudes y desaciertos somos más genuinos para compartir y colaborar lo que hemos creado, permitido y promovido como seres humanos. Estoy convencida que los equipos para que sean de alto desempeño y puedan ser potenciales talentos, es necesario que sean capaces de mirarse en el qué los hace estar juntos; reconocerse, admirarse, respetarse y aceptarse en las diferencias de sus experiencias, culturas, creencias, historias, lenguajes, emociones, comportamientos, conversaciones, etc.
Sin perder el foco ¿para qué estamos en esto juntos? El desafío es, que mientras más diferente somos más inclusivos podemos serlo. Lo importante es que los seres humanos tengamos la disposición a mirarnos a los ojos y tener una escucha plena, sin juicios personales limitantes que interfieran nuestro
sentido de para qué estamos juntos.